El film es la grabación de su última gira, ‘A Bigger Bang’. Durante este periodo de tiempo ocurrieron todo tipo de incidentes, anécdotas y momentos estelares para los míticos roqueros y para el mundo de la música en general. Según han declarado acerca de la película, “Scorsese nos muestra una íntima radiografía de los Stones y el corazón de la industria musical”.
Parte de las escenas están rodadas en el Teatro Beacon de Nueva York durante la fiesta de cumpleaños de Bill Clinton. Presentará invitados como con invitados como Christina Aguilera o The White Stripes.
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Vea el Trailer:
http://www.shinealightmovie.com
La música de los Rolling Stones ha sido empleada por Martin Scorsese en varias de sus películas. Sin ir más lejos la anterior a esta, ‘Infiltrados’ (‘The Departed’, 2006), comenzaba, como ya comentamos, con el vibrante ‘Gimme Shelter’, que daba título a otro documental sobre la mítica banda. Y es que este título de Scorsese es uno de los muchos que se han filmado acerca de los de Londres, que llevan casi cincuenta años (se dice pronto…) como banda de rock, y casi tantos como una de las más famosas de todos los tiempos, sin declinar en su impacto mediático, a pesar de que en opinión de quien esto suscribe, sus mejores discos fueron los de hace décadas, y en las tres últimas no hacen otra cosa que repetirse, cuando no aburrir al personal. Por supuesto, soy consciente de que muchos no compartirán en absoluto mi opinión. Son esos admiradores, supongo, a quienes sobre todo está dirigido este ‘Shine a Light’ (id, 2008),
Lujosa, enérgica, aparatosa, glacial, ostentosa, casi pomposa película. Muchos calificativos le caben a esta filmación de un concierto de los Rolling, salvo los mejores: emocionante, sensible, sincera o arriesgada. ‘Shine a Light’, título tomado de una canción de 1972, es poco más que asistir a un recital de unas veinte canciones, con algunas imágenes de los preparativos del rodaje y del espectáculo, todo ello filmado con la brillantez que se puede esperar de uno de los más grandes directores de las últimas cuatro décadas del cine norteamericano, pero todo queda en un espectáculo hueco, sin alma, que en ningún modo pasará a engrosar la lista de mejores películas de Scorsese, y tampoco la lista de los documentales sobra bandas legendarias. Ojalá pudiera escribir lo contrario, pero no puedo.
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